NUESTRA FUNDADORA

NUESTRA FUNDADORA

Doña Ignacia Rodulfo

Breve reseña de Doña Ignacia Rodulfo y
de la Fundación que lleva su nombre

 

Doña Ignacia Rodulfo López de Gallo viuda de Canevaro o sencillamente como ella lo hubiese deseado, Doña Ignacia, nació en Lima el 31 de julio de 1853.
 
Hija de Don José Antolin Rodulfo, natural de Panamá, y de Doña Francisca López Gallo, natural de Perú, quienes pertenecían a la aristocracia limeña.
 
Se educó en el colegio Belén de las Madres de los Sagrados Corazones.
 
A los 23 años, contrajo nupcias con Don Francisco Sal y Rosas y Valera, propietario de salitreras y minas, como tal, acomodado comerciante. La boda se realizó el 18 de mayo de 1876.
 
Luego de enviudar y guardar luto por varios años, a los 69 años, se esposó el 17 de mayo de 1922, en segundas nupcias, con el político y militar, General César Canevaro y Valega, quien perteneció a una acaudalada familia de origen italiano residentes en el Perú, comerciantes y dueños de Bancos.
 
El matrimonio Canevaro - Rodulfo solo duró cinco meses, debido al pronto deceso del General Canevaro, acontecido el 31 de octubre de 1922.
 
Doña Ignacia, no obstante, el inmenso prestigio social y patrimonial del que gozó, fue de aquellas personas a las que la riqueza y posición no envelecieron (1); por el contrario, en vida y de forma discreta, apoyó desinteresadamente al sostenimiento de familias y personas de escasos recursos, así como el mantenimiento de diversas obras e instituciones sociales.  
 
Asimismo, conocedora de su patrimonio, la inexistencia de descendientes o ascendientes con derecho a heredarla y principalmente con la finalidad de asegurar la continuidad de su obra social, testó ante el notario público de Lima, Doctor Manuel R. Chepote, el 09 de abril de 1925, designando como su albacea a su abogado, Doctor Manuel Augusto Olaechea y Olaechea (2), con cuya asesoría e inspirada en su amor por los desvalidos creó la primera Fundación en el Perú.
 
Ello se evidencia, en la cláusula quinta de su testamento, en la que dispuso: “(…), es mi voluntad que los bienes fincados a mi fallecimiento no se vendan y la renta que produzcan se dedique a las obras de piedad y beneficencia que voy a enumerar.”  
 
Doña Ignacia murió en Paris, víctima de una pulmonía, a los 72 años de edad aprox., el 21 de mayo de 1925.  
 
El Doctor Manuel Augusto Olaechea y Olaechea, ejecutando la voluntad de Doña Ignacia y dando testimonio que ella consagró su patrimonio al alivio de los pobres, instituyó la Fundación que lleva su nombre el 14 de octubre de 1925 y desde entonces esta entidad privada ejerce sus funciones ininterrumpidamente, apoyando a niños, adolescentes y adultos mayores en situación de abandono y/o vulnerabilidad, cumpliendo cabalmente el anhelo de su fundadora.  
 
La Fundación, como persona jurídica de derecho privado, fue inscrita el 01 de marzo de 1937, a fojas 12 del tomo I del libro de fundaciones, trasladada a la ficha Nº 2104, continuada en la partida electrónica Nº 3005857, del registro de personas jurídicas de la oficina registral Nº IX – sede Lima, convirtiéndose en la entidad privada pionera en la labor filantrópica en el Perú.

 


(1) Una Benefactora Social en el Siglo XX: Ignacia R. Vda. de Canevaro. Dr. Carlos Ramos Núñez. Lima, 2003.
(2) El doctor Manuel Augusto Olaechea y Olaechea, integró la Comisión Reformadora de Código Civil que se puso en vigencia a partir de 1936, el cual incorporó a la legislación nacional a las Fundaciones, en los términos siguientes: Artículo 64.- Las fundaciones tienen por objeto afectar bienes en favor de un fin especial. Artículo 65.- Las fundaciones se constituirán por escritura pública o por testamento y se inscribirán en el registro.