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DOÑA IGNACIA, PIONERA DEL EMPODERAMIENTO DE LA MUJER EN EL PERÚ

Ignacia Rodulfo y López Gallo no solo se distinguió por practicar intensamente la caridad cristiana, brindar ayuda social a los más necesitados y visionariamente crear una institución (que luego sería la Fundación Ignacia) para preservar su obra en el tiempo, sino que su vida fue un ejemplo del empoderamiento de la mujer entre fines del siglo XIX e inicios del XX, época en que se desarrolló una intensa actividad feministas en el mundo en defensa de los derechos de la mujer. 

Es por ello que, con ocasión de conmemorarse este sábado 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer, la Fundación Ignacia destaca el papel de Doña Ignacia en la reivindicación de los derechos de la mujer en el Perú y su activa participación en las diferentes organizaciones lideradas por mujeres, dedicadas a realizar obras sociales, las que sumaron esfuerzos para atender a la población vulnerable de la Lima devastada tras la Guerra del Pacífico. 

En aquella época, la mujer estaba invisibilizada y se dedicaba solo a las labores del hogar, a procrear y cuidar a los hijos. Era el “Ángel del hogar” por su figura tierna y dulce, y dependía del padre o del esposo. No podía tomar decisiones, realizar compras, firmar contratos, ni siquiera vender sus propiedades adquiridas por herencia.

 UNA MUJER EMPODERADA 

Pero Doña Ignacia rompió los patrones del modelo de mujer en aquellos años. La ayuda social que brindó la hizo en forma discreta sin mayor figuración pública; fue una determinación de ella. También, tomó sus propias decisiones en la gestión de su patrimonio. Por ejemplo, incrementó sus propiedades comprando la hacienda San Juan y mandando a construir su casa entre la calle Washington y Paseo Colón, ambas administradas ahora por la Fundación Ignacia.

 Ella no solo preservó su fortuna, sino que la incrementó gracias a la gestión que llevó a cabo. Cabe mencionar que los recursos económicos de doña Ignacia eran destinados a la ayuda social que brindaba, especialmente a niños y niñas con problemas de audición y ceguera, mujeres vulnerables y adultos mayores enfermos o en abandono. 

A fines del siglo XIX e inicios del XX, en el Perú también surgieron grupos femeninos que exigían la igualdad de oportunidades y el respeto por los derechos de la mujer. Doña Ignacia apoyó algunos, como la Unión Católica de Señora, creada en 1888, la misma que -además de desarrollar obras sociales vinculadas a la labor misionera- participó en las polémicas por las leyes del matrimonio de no católicos (1897) y la tolerancia religiosa (1913-1915). Una de las hermanas de Ignacia fue parte de la directiva.

 Siempre estuvo vinculada a la labor de asistencia y caridad de las congregaciones de religiosas que, en aquellos años, empezaron a llegar al país, como las Hijas de la Caridad, del Sagrado Corazón, hermanitas de los Ancianos Desamparados. También apoyó a mujeres católicas que hacían obra social, como Juana Alarco de Dammert y su Sociedad Auxiliadora de la Infancia, que creó una escuela para niños de bajos recursos.

 

Por estos motivos es que la vida de doña Ignacia es de gran relevancia en la historia de la reivindicación de los derechos de la mujer en el Perú y la igualdad de oportunidades. Se le podría considerar como pionera en su tiempo ya que su ejemplo de vida y obra fue seguido por muchas mujeres de aquella época, quienes empezaron a darle otro sentido al papel de la mujer en el hogar, en el trabajo, así como en el desarrollo y conducción del país.

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TALLER DE VERANO 2025 EN EL PUERICULTORIO PÉREZ ARANÍBAR: FORTALECIENDO EL CUERPO Y EL ESPÍRITU

Toda la población del Puericultorio Pérez Araníbar (PPA), conformada por más de 140 niños, niñas y adolescentes en estado de vulnerabilidad social y abandono, cuyas edades oscilan entre los tres y 18 años, participaron activamente y con gran entusiasmo en el Taller de Verano 2025 que organizó dicha institución con el apoyo de la Fundación Ignacia. 

Dichas actividades, iniciadas el 6 de enero pasado, llegaron a su fin el viernes 28 de febrero cumpliendo con los objetivos trazados que buscaban contribuir con el desarrollo social y físico de los albergados, así como fomentar la actividad física, autoestima y habilidades sociales. 

En esta oportunidad la novedad fue la clase de surf que recibieron 50 niños y niñas entre 6 y 17 años, en la playa Las Sombrillas de Barranco. Esta actividad, realizada en un entorno controlado y seguro, no solo les permitió disfrutar la playa y el mar, y aprender técnicas básicas de este deporte acuático, sino que les ayudó a desarrollar sus habilidades físicas y mentales, fortaleciendo su confianza y autoestima, así como la mejora de su concentración y equilibrio. 

OTROS TALLERES 

Además de la realización del taller de deportes (fútbol y natación), los menores también participaron en el taller de baile (danza moderna y folclor), taller integral para infantes (pintura, dibujo, expresión corporal, música y cuentos), y taller de psicomotriz ojo-mano-pie para infantes. Con esta última actividad, en la que participaron 30 niños y niñas pequeños, se buscó promover su coordinación ojo-mano-pie para apoyar su desarrollo físico, cognitivo y del movimiento corporal. También hubo talleres de terapia de lenguaje y robótica. 

APOYO FUNDAMENTAL 

La directora del PPA, Andrea Harman, afirmó que el apoyo de la Fundación Ignacia es fundamental y siempre está presta a ayudar a este hogar de menores para contribuir al bienestar de los niños. “Sin el apoyo de la Fundación sería un reto para nosotros poder concretar esta variedad de actividades a favor de nuestros niños, niñas y adolescentes”, aseguró. 

Explicó que las actividades realizadas con los infantes buscan apuntalar los avances y logros del año escolar, así como apoyar su desarrollo físico, cognitivo y del movimiento corporal, que es muy importante en la primera infancia. “Ayudan también a incrementar su autoestima, ya que todos los años tienen la ilusión de mostrar lo que han aprendido y logrado en estos dos meses, en las diferentes presentaciones de clausura”, añadió. 

Comentó que los niños ya tienen la expectativa de tener estas actividades durante el verano, lo que contribuye también a que se puedan mantener en actividad, fortaleciendo sus habilidades para socialización entre pares.

 

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LEGADO EN VIDA: ALCANCE SOCIAL DE LA OBRA DE IGNACIA

 

En las últimas décadas de su vida, entre fines del siglo XIX e inicios del XX, doña Ignacia Rodulfo y López Gallo sostuvo intensa actividad de caridad cristiana y compromiso con las personas más necesitadas de Lima, apoyando diversas obras benéficas en favor de niños, mujeres y adultos mayores en situación crítica.

Si bien su labor asistencial a las poblaciones vulnerables fue discreta, pero muy importante, marcó la diferencia con otras acciones similares del catolicismo social vigente en esos años, ya que buscó construir una obra perdurable y trascendental en el tiempo.

Por ejemplo, en su propiedad ubicada en la antigua calle Cocheras de San Sebastián del barrio de Monserrate (tercera cuadra del jirón Chancay del centro de Lima en la actualidad) funcionaba la Gota de Leche del Hospicio de la Recoleta y otras como Ropero Infantil y Cuna Maternal. Dicha finca también acogió a la Sociedad Auxiliadora de la Infancia, de la cual doña Ignacia formaba parte y participaba activamente.

Igualmente, apoyó a la Unión Católica de Señoras y a la Congregación de San Vicente Paul, que organizó la Asociación Pan de los Pobres, así como a otras instituciones religiosas y de laicos que desarrollaron causas sociales similares.

Su gran visión y deseo de la sostenibilidad de su labor social, la llevó a dejar sentada su voluntad en un testamento que suscribió poco tiempo antes de su muerte, el cual es el cimiento sobre el cual descansa hace 100 años la Fundación Ignacia, institución que ha mantenido vivo el espíritu de la fundadora, cumpliendo la labor encomendada.

Este legado en vida no solo estableció las pautas para que sus propiedades sigan generando recursos para apoyar a la población vulnerable beneficiaria, sino que dejó como herencia los valores, creencias y gran religiosidad de la fundadora que han sido mantenidas intactas.

COMPONENTES

A inicios del 2001, la Fundación Ignacia dio un giro en su gestión dándole un moderno enfoque empresarial en busca de la eficiencia del uso de los recursos para mejorar la labor social hacia los beneficiarios. Es así que en los últimos 20 años la ayuda no se limitó al apoyo económico a las instituciones, sino que desarrolló proyectos y programas destinados a elevar la calidad de vida de los niños, mujeres y adultos mayores albergados.

En la actualidad tiene implementado cuatro Componentes: Desarrollo Nutricional, Desarrollo de la Salud, Desarrollo de Capacidades y Desarrollo Socioambiental, que se aplican en forma transversal en todos los centros beneficiarios, cumpliendo eficazmente los deseos de la fundadora.

El compromiso de la Fundación Ignacia ha impulsado la creación de un sistema de monitoreo y evaluación de las subvenciones, permitiendo obtener resultados concretos, como la medición de la valoración nutricional de los beneficiarios.

 Además, se está dando atención a los casos de anemia en los menores del Puericultorio Pérez Araníbar, registrándose solo un menor afectado en el 2024. Asimismo, se está brindando atención a los casos de delgadez y sobrepeso en los adultos mayores del Albergue Canevaro y del Asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, contribuyendo no solo a su bienestar físico, sino también al fortalecimiento de sus habilidades sociales.

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FUNDACIÓN IGNACIA APOYA ALIMENTACIÓN SANA Y NUTRITIVA DE BENEFICIARIOS

Para seguir sosteniendo en el tiempo las obras de caridad y beneficencia iniciadas hace un siglo por su fundadora Ignacia Rodulfo y López Gallo, la Fundación Ignacia realiza actualmente gran parte de su labor social a través de una serie de acciones que buscan mejorar la calidad de vida de la población beneficiaria, entre ellas las referidas a proveer alimentación saludable y nutritiva para preservar la salud y reducir los factores de riesgo de enfermedades recurrentes en niños y adultos mayores en condiciones de alto riesgo.

Doña Ignacia vivió una vida marcada por el catolicismo y respaldó activamente causas sociales, especialmente a través de la Unión Católica de Señoras y obras benéficas como Gota de Leche del Hospicio de la Recoleta, famoso por ayudar con leche a esta obra de caridad; o la Congregación de San Vicente Paul que organizó la Asociación Pan de los Pobres, para ayudar con alimentos. Uno de sus inmuebles, incluso, sirvió para atender a la Gota de Leche, Ropero Infantil y Cuna Maternal, y su casa acogió a la Sociedad Auxiliadora de la Infancia.

 Esta obra, que podríamos considerar en la actualidad como parte de un “programa de alimentos”, tuvo en su inicio una concepción asistencialista en su manejo, propio del siglo pasado. Sin embargo, para ser sostenible en el tiempo, tuvo que irse adecuando a las modernas concepciones ligadas a la promoción de mejora de la calidad de vida, seguimiento y monitoreo de la inversión social. 

COMPONENTE DESARROLLO NUTRICIONAL 

Es por ello que en la actualidad la Fundación Ignacia maneja el componente Desarrollo Nutricional de la Fundación, mediante el cual se aporta entre el 60% y 70% de la alimentación de las instituciones beneficiarias. En el caso de los centros de educación básica especial (CEBE) N° 7 “La Inmaculada” y N° 09 “San Francisco de Asís” el apoyo es al 100%. 

Gracias a este trabajo se está rebajando los índices de enfermedades, observándose la mejora y recuperación de la salud de los albergados, revirtiendo casos de desnutrición, así como de sobrepeso, obesidad, diabetes mellitus, entre otras enfermedades no trasmisibles. En el caso del Puericultorio Pérez Araníbar, el año 2024 se ha logrado reducir casi en su totalidad los casos de niños y niñas con anemia (el 99% no tiene esa enfermedad).

Cabe mencionar que el cambio a las modernas concepciones de la Fundación Ignacia en el tema de apoyo alimenticio se inició el 2005 con el Programa de Atención Directa de Alimentos. Luego se creó el Programa de Control y Vigilancia Nutricional y se realizó un estudio de investigación sobre la modificación de hábitos alimentarios y su impacto en adultos mayores con enfermedades con morbilidad no trasmisibles. 

La Fundación Ignacia apoya actualmente con la gestión y financiamiento de la compra y provisión de alimentos; en el caso de los adultos mayores también se les provee suplementos nutricionales. La ayuda para mejorar el estado nutricional y, por ende, la calidad de vida de los beneficiarios, también consideró en su oportunidad apoyar económicamente para la contratación de nutricionistas, remodelación y modernización del sistema de preparación de alimentos y compra de menaje de cocina para algunas instituciones beneficiarias, entre otras acciones.

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